El pádel se originó en 1969 en Acapulco, México, cuando Enrique Corcuera, un empresario mexicano, creó un juego en su finca. Aprovechó las paredes de un terreno cercado y colocó una red en el centro, diseñando así un juego que combinaba elementos de tenis y squash. En lugar de rebotar solo en el suelo, la pelota también podía rebotar en las paredes, lo que le dio al juego una dinámica particular. Corcuera lo llamó "Paddle-Tenis".

El pádel llegó a España en los años 70 gracias al príncipe Alfonso de Hohenlohe, un amigo de Corcuera, quien quedó fascinado con el juego. Lo introdujo en Marbella, construyendo las primeras pistas en su club. A partir de ahí, el deporte se extendió rápidamente en España y luego a Argentina, donde también alcanzó una gran popularidad.

Durante los años 90, el pádel experimentó un auge, especialmente en países de habla hispana. Con la creación de federaciones y campeonatos, el deporte se profesionalizó y atrajo cada vez más jugadores y aficionados. Hoy en día, el pádel es uno de los deportes de mayor crecimiento en el mundo, con torneos internacionales y una infraestructura que sigue expandiéndose en Europa, América Latina y otros continentes.